domingo, 6 de enero de 2008

Saer


Era así, un maestro: paisano santafecino, narrador hasta en poesia, intelectual áureo, litoraleño en todo lo demás. Vivió años en Francia y volvía cuando podía a sus orillas para no perder la riqueza de nuestro dialecto, sus cadencias, sus tonadas. B.S. lo mira (cuando eran jóvenes y ella tenía el pelo ensorijado y castaño y él parecía más sirio que después). Iba a Benidorm de vacaciones y hacía todo lo posible para que no se le pegaran los giros locales (tarea difícil, sí, por que el peninsular seduce rápido) y así escribía, como si nunca hubiera dejado su pueblo del Paraná. Murió hace dos años. Nunca se fue.
Cuando sea un genio quiero ser como él.

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