Mi cacerola virtual. Desde mi lugar blogósfero, mi modo de protesta.
Hablé ayer con mis viejos y me dio tranquilidad saber que las crisis no baquetea corazones ni humores. Y que el cariño se dilata y se transmite como una noticia verdadera.
Mientras Fátima aprende su payada de "En el cielo, las estrellas; en el campo, las espinas", Gri y yo corregíamos su rancho bibliográfico, Ale berreaba en inglés e Iruña se partía de nubes y una lluvia eterna que lloraba extrañezas.
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