Fiesta de mi pueblo

Arantxa estrenaba su calendario 2006. Anotaba las fiestas de su pueblo, las del pueblo de Inma, las de Pamplona, las vacaciones y toda clase de feriados. Tachaba cada día, al volver del trabajo, la fecha no caduca todavía, como una forma literal de matar el tiempo.

Un día de enero, en su proceso anual del calendario, me preguntó con toda la lógica del mundo que cuándo eran las fiestas de mi pueblo...
Esto y preguntarme que qué me ponía para el Ramadan fue casi lo mismo. Mi cabeza empezó a pensar: concepto de pueblo, nulo. Concepto de "fiestas del pueblo", nulo.

Pues si, las fiestas, maja...los días del toro de fuego, de los gigantes y cabezudos, de la charanga...

Pensé y requetepensé y sus categorías hispánicas no encajaban con las mías...

Bueno, el día de la primavera, del estudiante -le dije- el 21 de septiembre.

Tras su mueca de incoherencia, se rió y anotó en pleno otoño..."primavera de Eugenia".

Ahora que vivo en un pueblo, voy entendiendo lo que significa la fiesta, la charanga, los gigantes....los hombres vestidos de ovejas que anuncian las fiestas. Barañáin se llenó de ellos el sábado pasado y lo hará a fines de junio y los primeros días de julio, cuando estalle San Fermín.

Cada vez valoro más este tipo de fiestas, aunque nunca entenderé la fascinación que tiene esta gente por ellas. Son días en los que se detiene el tiempo, y sólo queda charlar con amigos, tomarse cañas y reírse masticando chistorras.