viernes, 9 de octubre de 2009

La manifa

Ayer, F. fue por primera vez a una manifestación (desde luego que deseo que este inocente acto no marque para siempre su vida, ni que tenga que hacerlo con mucha frecuencia en su etapa adulta). Fuimos hasta el ayuntamiento y nos unimos al reclamo por una mejora en el servicio de la guardería municipal, porque faltan maestras, porque una sola persona no puede cuidar y atender a veinte nenes menores de tres años. De todos modos, si vieran lo que es esta guarderia pública, se quedarían sorprendidos: el edificio, el personal y los materiales son extraordinarios. Hasta el año pasado, la situación de este lugar era excepcional en la comarca, con lo que tampoco sé, a ciencia cierta, si estamos en una situación mala o, finalmente, regular, en comparación con otras.

De todos modos fuimos, más por apoyar la causa general (y la personal de una amiga, que también manda a su hijo ahí), que por convicción profunda. A veces, estos actos son necesarios; a veces, uno puede dudar de ellos, y otras (como aquel cacerolazo en Barañáin porque las fiestas iban a terminar temprano ese año), le pueden parecer ridículos.

F. es un comprometido con la causa: durmió durante toda la concentración, hasta que las cornetitas sanfermineras de J. y C. lo despertaron irremediablemente.



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