
Para la defensa, unos amigos me regalaron este libro: un conjunto de relatos de los escritores argentinos de la última generación. Leo de todo: cuentos experimentales, interesantes, maluchos, sorpresivos, pero yo quería más humor; el prólogo me lo prometía y lo veo poco. En su lugar, adorables reminiscencias ochenteras, desinterés por matar a los maestros (homenajes a Borges, Puig, Quiroga, Saer) y, en muchos casos, me quedo sólo con eso. En temas, exilio a tope (la crisis del 2001 de refilón, marcando la experiencia); entre los autores, algunos argentinos que viven hace años en otra parte (¿decir que es literatura nacional vende más?).
Entre los que más me gustaron, uno que ironiza justamente con el topicazo: Diario de un joven escritor argentino, de Juan Terranova; otro sobre la supuesta maestría de un chanta de Lomas de Zamora en Alemania (Argentinidad, de Diego Grillo Trubba, un cuento que haría furor entre hombres semiadolescentes, sin duda); El cavador de Samantha Schweblin, que no decepciona casi nunca, y el de Washington Cucurto (el de la editorial Eloísa Cartonera, cuyos trabajadores son recolectores espontáneos de basura o, a la criolla, cartoneros), muy original, sobre la jornada de un reponedor del supermercado Coto. Siendo muy exigente, no mucho más. Todos los autores nacieron entre 1970 y 1979. Con el título (que nos recuerda a la banda de El extraño de pelo largo) creo que se intenta escapar del letrero de generación, aunque en vano.
Como los mates de la portada, la colección es un buen exhibidor, pero no un marcador de valores. Tal vez ésto sea lo realmente sintomático.
Entre los que más me gustaron, uno que ironiza justamente con el topicazo: Diario de un joven escritor argentino, de Juan Terranova; otro sobre la supuesta maestría de un chanta de Lomas de Zamora en Alemania (Argentinidad, de Diego Grillo Trubba, un cuento que haría furor entre hombres semiadolescentes, sin duda); El cavador de Samantha Schweblin, que no decepciona casi nunca, y el de Washington Cucurto (el de la editorial Eloísa Cartonera, cuyos trabajadores son recolectores espontáneos de basura o, a la criolla, cartoneros), muy original, sobre la jornada de un reponedor del supermercado Coto. Siendo muy exigente, no mucho más. Todos los autores nacieron entre 1970 y 1979. Con el título (que nos recuerda a la banda de El extraño de pelo largo) creo que se intenta escapar del letrero de generación, aunque en vano.
Como los mates de la portada, la colección es un buen exhibidor, pero no un marcador de valores. Tal vez ésto sea lo realmente sintomático.
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