lunes, 10 de mayo de 2010

El sistema

En un mail, complaciente respuesta a una posible solución planteada, recibí un halago con gusto a sindicalismo decadente: Qué alegria que haya gente que no esté aun corrompida por el sistema y que tenga ganas. Cuando, de normal, no haya respuestas, pensé, hay que dar respuestas; cuando de normal no haya soluciones, hay que dar rápidas soluciones.

Y después tuve esa charla con la niñera. Me dijo que se iba porque había conseguido un trabajo mejor en la fundación donde estudia y me confesó algo avergonzada (porque usted me dijo que sea sincera): suelo hojear los libros que tienen en la casa...hay libros por todos lados. Y me encanta vicharlos cuando F. duerme. Entonces me mostró lo que estaba leyendo en ese momento, la chica del barrio marginal, de calles de tierra y chapa, tenía una versión en portugués de El perfume, de Süskind. 
Fíjense los del sistema corrompido, los gremialistas en lucha y los de retórica avinagrada: la lectora-maestra jardinera no terminó todavía el secundario.

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