La tormenta de Santa Rosa amenaza siempre por estas fechas pero nunca emboca el día. Cuando se desata, es una señal estupenda de que al fin se acaba el invierno y esa humedad (esssa humedadddd....), para dejarle lugar a los jazmines de noviembre.
La tormenta baja en este momento sobre la ciudad encharcada y me resuenan todavía las palabras propias y las ajenas del sábado a la noche. ¿Les suele pasar? En una velada, uno dice tal sarta de pavadas que después esas pavadas se le vuelan encima, como malos pensamientos o urracas vespertinas. Aunque en el momento fueron diálogos únicos y magníficos.
El sábado: asado tardío (el fuego se empezó a prender a las ocho con leña y piñas), picada abundante (una picada de verdad tiene siempre salame y queso), cena definitiva a las doce y media de la noche, vinos: uruguayos, mendocinos y chilenos. Ninguno asertó con la nacionalidad: los argentinos llevamos chilenos, los montevideanos, mendocinos, cosas que pasan. El dueño de casa, fiel al Tannat (el mejor tannat del mundo es de acá ¿hay tannat en otro lado del ...?). Todos los participantes ensartados en una serie de discusiones bizantinas, defendiendo causas perdidas u obsoletas con ardor: vivís en un barrio cheto. - No, no es cheto, es estéticamente aceptable.. - Ustedes tienen que vivir en Malvin, que es un barrio bohemio...- Pero sin auto!...Zonameríca está lejos de todos lados----No, es muy accesible... El márketing de tal empresa es malísimo....El asado se hace con sal parrillera, ni gruesa ni fina.
El mayor del "cenado" contemplaba la escena, ponía orden, acotaba racionalmente todo. Se reía por lo bajo, sobre todo porque unos minutos antes nadie le había creido cuando dijo que tenía 46. Noooo...parecés más joven, no te creo, te daba 40. Y así, en total desorden, se entrelazaban las verdades y las exageraciones. Un único pensamiento me compartió una de ellas esa noche: todo lo que decimos, así, a la cara, a medianoche, hablando sin pensar, se lava en dos días gracias a un aguacero o sin él.
2 comentarios:
Pero a veces cuanto de verdad hay en eso que decimos "así, a la cara, a medianoche, hablando sin pensar".
Bueno, me parece muy buen punto de vista eso de que la tormenta es la que no emboca el día. La tormenta es de Santa Rosa, ese es su nombre, aunque las estadísticas digan que los 30 de agosto no hubo mayormente tormentas. Se llama de Santa Rosa y es su deber venir el 30. Y punto.
No sé qué me suena mejor, si el asado con sus conversaciones tontas o la tormenta de santa Rosa. Por si acaso, guárdame una de cada para otro año.
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