miércoles, 26 de septiembre de 2012

Soma

Llegará el día en que quedará ridículo llamar "pareja" al compañero, y "flamante esposo" será el último grito de la moda. Llegará el siglo que se escandalizará de estas leyes del aborto en humanos tal como mis alumnos se escandalizan del trato del esclavo en un Amasa Delano de Melville; en el que se reirán con sorna por nuestra costumbre de tener gatos domesticados y de luchar bajo emblemas positivistas que la revolución es un sueño eterno.
No habrá otro medio que la bicicleta, y la ecología será una religión sin fines de lucro. Ya nos llegarán los días en que las mujeres, practicando dichos rituales ecológicos con dogmatismo, nos daremos cuenta que los anticonceptivos orales no siguen el ritmo de la luna. Entonces ya sabremos que creíamos, pobres, en un discurso falocéntrico sin darnos cuenta, que las cucarachas sobreviven al agua, y que por la boca muere el pez. También veremos con lucidez porqué nos duele el hombro izquierdo, y el pie derecho, y que somos un todo que no podemos separar nuestros humores del tacón que se nos rompe. Entonces sabremos cuánto peso llevamos en nuestros huesos, sobre qué estamos pisando, en qué idioma endecasila el cuerpo.

1 comentario:

Juan Ignacio dijo...

"Y que somos un todo que no podemos separar nuestros humores del tacón que se nos rompe".

Genial. Y eso que no pretendo entenderlo cien por cien; solo una mujer podría (lo del tacón, digo).

¿Llegará ese día? Yo creo que sí. Si el hombre ya tiene cientos de miles de años, ¿por qué no podría tener otros tantos cientos de miles?