jueves, 14 de diciembre de 2006

Y siempre es viernes y está de verano

"¿Ya te habías olvidado de cómo era Buenos Aires en diciembre?", me acaba de preguntar mi amiga Lore D. por chat.. Olvidarme, no, pero una cosa es recordar y otra, vivir. El calor húmedo y pringoso es el compañero de todo el día y de ese sí me había olvidado. De lo leve de noviembre no quedó nada: la ciudad es una hoguera, una tintorería de japoneses de las de antes, una caldera de agua caliente a punto de desbordar... Así y todo, por nada dejamos de amarla. Así es esta ciudad : contradicción y aliento.
Son días muy atareados, diversos, llenos de citas, eventos, salidas, encuentros y festejos! Hay mucho ánimo, pero se nota mucha la diferencia: acá todos están terminando un año largo, de enero a enero, de trabajo y estudio, de compromisos y actividades. Nosotros llegamos con la frescura de un verano en julio y la diferencia se nota. Sin embargo, es hermoso ver cómo la gente se emociona con tus emociones, comparte todo lo del casamiento, se alegra por vos, te regala, te ayuda, te da una mano... Hay gestos tan lindos, que no llegamos a agradecerlos del todo. Es verdad ese dicho que dice que cuando anunciás boda, la ayuda surge como hongos debajo de las piedras. Con esto, prepartivos: viento en popa...ya casi caminan solos. También hay momentos para la distención y el encuentro, por ejemplo, en la foto: mi prima Pía en su cumpleaños, Nacho y yo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Faltan 9 días!

Para antes: ¡Feliz Navidad!

Anónimo dijo...

El anterior fui yo, Juani.