martes, 8 de enero de 2008

Brazos de sol

Vivía a cuatro cuadras de mi trabajo y durante todo el primer año de la carrera, la pasé a buscar por ahí para animarla a ir a clase. Nos tomábamos el subte en Facultad de Medicina y bajábamos en Plaza de Mayo, y todavía nos quedaban unas diez cuadras para llegar a la universidad.

Caminábamos, hablábamos de La Plata, de qué difícil vivir lejos de casa, qué fiaca me da ir a clase todos los días, que prefiero quedarme leyendo García Márquez y escuchando música. Ahí tomé la decisión de cebarme mis primeros amargos. Ahí descubrí Mano a Mano, León, el comunismo. Hoy escuchar de paso "Anda" me remitió a ella, y qué será de su vida, pensé. Dejó la uni en segundo, se volvió a La Plata y creo que estudió abogacía.
La volví a ver en una jornada en Mendoza, hace tres años, una casualidad total. Estas cosas pasan así, pasan. Apareció de nuevo y fue como si nada, de nuevo su cara de sonrisa de está-todo-bien, sus gestos de gauchita atenta, su manera de contar las cosas siempre con chispa, siempre al borde del colapso existencial. Le fallaba la constancia. No sabía dónde poner toda esa energía.
Alguien leerá estas líneas y me dirá uy, ¿te acordás?, algunos se reirán, otros tratarán de hacer memoria, tal vez me llegue a leer ella misma, aunque lejos.
"Hoy, el primer segundo del año".

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