martes, 15 de enero de 2008

Luciana, o de la asimetría


Ayer empecé una de asesinos de Guillermo Martínez, el niño mimado de la literatura rioplatense actual. Insisto con él, aunque después de Acerca de Roderer me dije a mi misma que Martínez no era para mí, que caía en muchos lugares comunes ("bronceada por el sol de un largo verano en la casa junto al mar que tenían sus padres en Villa Gessell", sin necesidad) y que no hace nada con el lenguaje.
Me animé a decir una vez que parecía que escribía como un compañero de clase y con Luciana B. sigo con la misma sensación. Lo que pasa que es furor de ventas en el verano platense y me dije "a ver qué". Medio mundo lo estará leyendo tirado en sus reposeras, felices de que Martínez no les haga pensar sino disfrutar. Y en eso, dio en la tecla. Me pasé la noche diciendo que era una novelita que daba calambres y la verdad es que no paré de leerla un segundo. Me tragué más de 100 páginas en una hora.

Doy una concesión más. Magnífica esta descripción de la tendencia romboidal de las caderas argentinas:
"Y antes que se sentara había notado que de la cintura hacia abajo sufría la típica asimetría argentina, la desproporción apensas insinuada, pero achacante, de las caderas excesivas" (15).

Esta frase me arrojó a seguir con la lectura.

Cuando mate a Luciana, de una buena vez, les cuento qué hago con Martínez.

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