martes, 22 de enero de 2008

No tener


Este tema de mi simple apellido, nadando solo en el mar de los formularios, me está trayendo más anécdotas que si fuera de un club de paracaidistas.
La semana pasada sucedió en Pamplona, en la clínica universitaria, dos enfermeras con buenavoluntad y sus gorretes de los años 50 flotando en sus cabelleras impecables.
La primera:
- ¿Segundo apellido?
- No tengo
(Mirada de incompresión)
- Vale...espere afuera.
La segunda, con toda la rabia navarra en el flequillo que le bordeaba las pestañas:

¿Segundo apellido?
- No tengo

(Mirada de incredulidad, espasmo, creación de una historia sobre una hija de padre soltero, origen portugués desconocido, horfandad indeseada)

- ¿Cómo?
- Que no tengo segundo apellido.
...
- Mire: en mi país no es obligatorio el uso del segundo apeshido, por lo que no aparece en el DNI y si le doy el apeshido de mi madre, puede haber más problemas que soluciones, ¿me entiende?

(Con mirada aún espasmódica pero más tranquila)

- Ah, vale...espere afuera.

El miércoles, un sobre con el sello de la clínica en mi buzón. Mi nombre completo, entero, precedido por el Doña (tan gracioso) y después de la última z...un paréntesis, mi verdadero segundo, otro más para mi colección, impreso, fresco, legible:

Doña ....................... (NO TIENE)


3 comentarios:

Anónimo dijo...

JAJAAAAAAAAAAAAAAA.
¿Mejor llamarse "No tiene" que piernucha en italiano?

Mae Ortiz dijo...

Mirá, Gardel, no te desubiqués, viste? Voy gambetando por la vida, a mucha honra.

Anónimo dijo...

¿Gardel es nuestro? ¿Qué es esto, pibita, se te están metiendo franchutes en el blog? Si no es así, no entiendo nada ¡Cómo puede alguien dudar sobre algo así!