martes, 29 de enero de 2008

Un corso a contramano

A veces nos despertamos así, de malhumor, con un corso a contramano.
No es el caso de hoy: en el viaje a la uni, una niebla azul inundaba el valle entre Etxavacoiz Alto y Barañáin y no se veía ni la punta de la iglesia de Zizur. Esas nubes bajas al comienzo del día presionaron, por contraste, mi alegría.
Esta frase, tan nuestra, la leí en ese viaje y en Cortázar y significa atravesado, de malhumor y también, pirado. Siempre marca desubicación.
A la vez que la saboreaba, se me dio por figurármela: ir caminando tranquilo, como después de una siesta, y toparte en una calle estrecha con un montón de gente disfrazada, cantando, salpicando papel picado y caipirinha.
Hoy me desperte adentro del corso*, con una matraca en la mano, y una de las primeras frases que tuve que transcribir en el trabajo apretó el pomo:

"dioses son, no hombres, los españoles"

(Juan Ruiz de Alarcón en boca de Caupolicán, jefe de tribu de los araucanos).


* fiesta popular callejera que se celebra por la noche durante los días de carnaval y consiste en mascaradas, comparsas, bailes y otros juegos (Dicc. de argentinismos)

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