domingo, 27 de enero de 2008

yo, libertad


A las que se morían por un porvenir de ama de casa, les decíamos Susanitas. Y todavía hoy. Por entonces yo no me identificaba con Mafalda, como lo hacían todas las de 5to, sino con Libertad, la enana de pelo blondo y preocupaciones nostálgicas. Hija de una traductora y un sicólogo, jóvenes y revolucionarios, que vivían en un monoambiente donde se gritaban a través de un biombo para aparentar que el piso era grande. Libertad es el porteñismo encarnado, un alma infantil con angustias de adulta prematura. Torbellino en frasco chico rebotando contra cuatro paredes.

3 comentarios:

Raymunde dijo...

Si querés ser Libertad, sin problemas. Ahora sí: ¡serás una Libertad con pelitos de Mafalda madrugadora!

Anónimo dijo...

Libertad es sencilla, y por eso no es ni de lejos "el porteñismo encarnado". Además, un sicólogo es un estudioso de los higos. Querrás decir "psicólogo"... te recuerdo que ayer mismo protestabas en contra de los que profieren "setiembre" sin P.

Anónimo dijo...

Sí, Pecé. En setiembre me recibiré de sicóloga.
Adió.