Hay silencios en los que pasan ángeles. Silvio tiene una canción que habla de esto, una que vengo escuchando en círculo, ángel para un final. Pero hay silencios también que se llenan de frases. Hoy me acordé de ésta, la de aquel recital legendario de Ismael Serrano en la calle Corrientes, en 2004.
En un movimiento de su guitarra, un silencio de respiro, una voz femenina quebró el ambiente con tonada de Lanús Este:
¡Lleváme a tu casa!,
le gritó ahogada en euforia.
No pasó un ángel, sólo ese deseo de fan atrapado en sus cuerdas vocales.
Hoy no va a poder ser, contestó Serrano
Ángel para un final.
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