
Mikel golpeaba la mesa con sus palabras, enfurecido con la gente que se mete en su vida, que opina sobre sus decisiones, que le retruca con el "no tienes dinero" o "eres demasiado joven" o "todavia, no".
Es que no se animan a decirme lo que piensan.
Opinan en contra porque ellos no quisieron hacerlo en su momento.
¡Esos consejos-no-pedidos!
Hay buena voluntad y alegría y confianza...y deseos de verte feliz. Pero también hay muchos miedos reflejados. Mucha intromisión.
Nadie te dio vela en este entierro
nos dan ganas de gritar. Por que tampoco hay que fundamentar y convencer al otro con nuestra opción.
Hoy, mientras empatizábamos con Mikel, me hice una promesa profunda: suspender mi juicio cuando alguien, dentro de 20 años, me venga a hablar del sueño que yo no quise elegir.
(En secreto: te confieso que no dejaría de hacer nada que en el futuro pueda reprochar indirectamente a nadie) Ojalá.
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