martes, 1 de abril de 2008

Hispano-neutral



El blondo resultó ser un flaco excepcional que habla como argentino aunque es de Montreal. Ahora sí, habla más porteño que yo. Y me dirán que soy una traumada con esto del acento, pero el chico me pregunto si yo era porteña.

Esta pregunta me la hicieron más de una vez en mi vida; sobretodo, en esos multitudinarios encuentros de adolescentes de todo el país a los que supe asistir. Después de mi respuesta afirmativa, el consabido ¡no parecés porteña! de los chicos del interior me calmaba bastante. Eso era porque no respondía a sus parámetros de capitalino imbécil y tunante, tal vez por la educación de casa, mis familias oriundas de las provincias, qué-sé-yo.

La cuestión es que el blondo me dejó del lado de los hispano-neutrales, el dialecto al que me estoy convirtiendo. Y no es el primero, ya van muchos, como conté otras veces, que no reconocen mi origen al hablar.
Me duele, pero esto tiene un solo remedio: un baño de argentinidad a mitad de año. El chute lingüístico-cultural que nos devolverá el modo personal de comunicar al mundo.

* Arriba, la vista desde el balcón donde aprendí a hablar y a dar los primeros pasos.

1 comentario:

mòmo dijo...

No hagas caso. ¿Por qué crees que me meto contigo? Sólo para darme el gusto de escucharte despotricar en español argentino.