Un viaje buenísimo, un aterrizaje mejor. Hace frío en Buenos Aires pero hay mucha luz. Eso fue mi llegada a casa. El sol está más alto en este hemisferio, fue la respuesta científica que le di a esta mezcla de sensanciones; pero no hay vuelta, es estar en casa: olores, ruidos, aire, tonadas.
Amo a las peluqueras porteñas. Además de decirte mamita, linda, ¿no estás muy desabrigada, che?, te dejan un beso en la mejilla para que te vayas feliz. Hace tanto que no besaba a una "dependienta". Ahora me hacen reír estas cosas, y el despliegue de un mozo de bar cuando le pedís un cortado (+ un vasito de soda, + uno de jugo, + un platito de galletitas, y le pediste sólo un cortado, que además, es enorme!).
No paseé mucho más que por mi barrio. Lo veo más ruidoso, más ecléctico, con cosas nuevas, pero sigue siendo el mío. Me emociono en cualquier esquina por cualquier cosa. Miro las caras de la gente a las que papá llama "caras-argentina 2008" y veo cómo va llegando el subte a la puerta de mi parroquia. Y los carritos cartoneros que ya son institución y aparecen en cada calle, recordándonos que sólo hace 10 años veíamos a los botelleros muy de vez en cuando, cuando sonaba su grito anunciante, una vez a la semana.
Ciudadana del mundo: hoy me siento turista en casa. Mañana ya estaré de vuelta, integrada, sin necesidad de transición.
4 comentarios:
Mismas sensaciones cuando vuelvo a casa.
Se nota tu ausencia aquí.
La canción perfecta para tu post: Mi Buenos Aires querido (no me dejan poner el link).
Un abrazo muy fuerte!
Idem
(La otra desterrada... pero por poco tiempo)
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