En esta ciudad de nombre heráldico, atropellamos una perdiz en el camino. No pudimos parar y levantarla para la cena. Elegimos uno de los tantos YPFs nuevos (comidas rápidas y habanos cubanos) y, como en el resto del recorrido, tomamos el refrigerio ahí. De pronto recordé que un viaje por la ruta 8 de antaño no podía ser así. ¿A dónde fueron, en dónde quedaron aquellos legendarios bares, con el cartel de cocacola de los noventa, el toldo desgastado por el sol implacable, la pintada selfservice, para darle un toque más actual, más norteamericano?
Los busqué durante todo el camino y nada. O se los tragaron los jagüeles, o encima hicieron YPFs, o nunca hubo de esos en la ruta 8. En la 5, sí... Cuando llegar a Chivilcoy costaba entre cinco y seis horas (según mi fallido recuerdo), parábamos a la vera y ahí asomaban estos reductos de modernidad pretendida, donde camioneros y turistas se llevaban agua caliente y pebetes de jamón y queso y, tal vez, algún recuerdito de la zona, para sumar un nombre a la lista de ciudades cerealeras y prósperas conocidas.
Venado no sólo nos dejó semáforos descoordinados y una gallinácea muerta sobre el asfalto; casi por casualidad, nos topamos con El Rincón, un lugar que supo a leyenda. La búsqueda de los bares de ruta continuó hasta Villa Dolores, "capital nacional de la papa", donde no tuvimos la misma suerte pero, eso sí, nos deslumbramos con el bienestar y confort anunciados en la cartelera del hotel Huemul:
agua caliente/agua fría
luz natural/luz artificial
Por si no te quedó claro: podrás ducharte y prender una lamparita por la noche.
Los busqué durante todo el camino y nada. O se los tragaron los jagüeles, o encima hicieron YPFs, o nunca hubo de esos en la ruta 8. En la 5, sí... Cuando llegar a Chivilcoy costaba entre cinco y seis horas (según mi fallido recuerdo), parábamos a la vera y ahí asomaban estos reductos de modernidad pretendida, donde camioneros y turistas se llevaban agua caliente y pebetes de jamón y queso y, tal vez, algún recuerdito de la zona, para sumar un nombre a la lista de ciudades cerealeras y prósperas conocidas.
Venado no sólo nos dejó semáforos descoordinados y una gallinácea muerta sobre el asfalto; casi por casualidad, nos topamos con El Rincón, un lugar que supo a leyenda. La búsqueda de los bares de ruta continuó hasta Villa Dolores, "capital nacional de la papa", donde no tuvimos la misma suerte pero, eso sí, nos deslumbramos con el bienestar y confort anunciados en la cartelera del hotel Huemul:
agua caliente/agua fría
luz natural/luz artificial
Por si no te quedó claro: podrás ducharte y prender una lamparita por la noche.
2 comentarios:
¡Y que con hoteles así todavía haya quien os llame tercermundistas...!
Ay, Mómo...te lo dejé tan servido en bandeja...
Publicar un comentario