Cada vez que viajo a casa, me entusiasmo con la tarea neológica de estudiar qué expresiones se crearon en el argot juvenil durante mi ausencia. Por fortuna, sigue siendo vigente fiaca (restituido, después de un tiempo) y canchero/a (¿qué podrá, alguna vez, reemplazarlo?).
Pero hace poco -además de descubrir que soy una jovata si uso el término copado o todas las conjugaciones del verbo copar (gustar mucho, fascinar)-, me encontré con algunos hallazgos, para mí, extrañísimos. Por un lado, el reemplazo de los ya clásicos vocativos bolú y chabón, por el de gato. El origen del término es carcelario y, dependiendo de su contexto -como sucede casi siempre-, tiene connotaciones ofensivas o cariñosas. Ya hablamos una vez del gordita rioplatense, pero ahora esto de gato o gatooo (me han apuntado que se extiende la pronunciación de la última vocal cuando se trata del trato amistoso) reviste para mí una lejanía intensa.
Lo mismo, o algo peor, siento frente a la expresión arre. La escribo tal cual aparece en los celulares y chats. Viene de la unión de la exclamación "Ah", con el intensificativo (¿?) "re"...y se usa en este contexto:
-¿Re que vamos al cine esta tarde?
- Ah...rre... - contesta el destinatario, con cara plácida, bajando la mano que tenía alzada a la altura de la oreja, con un movimiento blando del cuerpo.
Ah-re o arre, aunque parezca la manera de azuzar a un equino, reemplaza al "sí". O eso intenta significar, o eso logré entender yo cuando mi hermano, preceptor de secundaria, me explicó el contenido de este sintagma, con movimiento de cuerpo incluído. O eso digo ahora, y dentro de dos horas, recordaré otra connotación para completar su significado o me lloverán comentarios sobre los matices de mi definición. Lo cierto que estos términos, como otros, me resultan ajenos y sacados de la nada; me parecen productos que sólo se entienden si se frecuenta el ambiente, en este caso, el escolar y capitalino.
Y ahí está el quid.No, no sólo en Babel.
Hay palabras y expresiones que únicamente se entienden si se habita un idioma o dialecto. No vivir la lengua diaria, flexible y jugosa, nos deja fuera de órbita. Ahora sí: este poder habitacional es tal que, cuando nos envolvemos en una conversación compatriota, después de algún tiempo, nos expandemos, renovamos y aleteamos, como peces en agua.
3 comentarios:
"Alto" post. Gracias por aggiornarnos. Yo estoy en Argentina y ni idea tenía.
PD: "Alto" se usa ahora por todos lados, ¿o me equivoco? Consultaré a tu hermano.
Sí!!! me olvidé de alto!!!
Alto recordatorio! alto (bueno, genial, interesante, importante...significa todo esto?) Creo que lo descubri el año pasado y por eso no lo registré como novedad.
gracias
Aunque no sea de tu época, creo que cajetilla es de las mejores expresiones que escuché del porteñazo.
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