Abrieron una librería nueva en Montevideo (debe ser la sexta que abren en seis meses). Está en una zona elegante, en una casa vieja. Su dueño, un antiguo profesor, la llama "librería viva".
Fuimos a conocerla los tres y me gustó, para empezar, porque no discriminaron a un carrito de bebé. El párvulo, que no dormía, se portó excelente, sobre todo porque descubrió una máquina de escribir vieja a la que le dio con ganas, y un gatito blanco de patas negras.
Cuando entramos, sonaba una entusiasmante bandita de jazz fusión. Nos ofrecieron café y, más tarde, cuando la banda dejó de tocar, un chico de sombrero presentó a un poeta de Jersey (Inglaterra) que bajó con parsimonia por una escalera de caracol. El de Jersey, que usaba suéter, declamó sus poemas en un sonoro inglés. Todo el cuadro me causó gracia y diversión: me pareció un submundo cálido, algo prácticamente extraterritorial en esta ciudad convencional. Pero también me hizo pensar en los conceptos de arte y bohemia, y en por qué todavía hoy las letras y las artes están rodeadas de esa aureola inextinguible de marginalidad y excentricisimo. A todos nos gusta usar aritos y tejidos comprados en la feria, pero de ahí a querer una vida inestable y precaria a fondo, creo que hay seiscientos mil pasos que pocos desean padecer.
Hablábamos de esto con dos profes de la universdiad ayer, en el entretiempo del partido. En el mundo audiovisual y artístico todavía tiene crédito el más loco y subversivo, y pareciera como si eso no fuera a cambiar nunca, aún cuando no haya nada que transgredir porque nada es norma, y porque todos queremos ser raros y romper con una moral, aunque nadie la siga. Cuando la revolución es la normalidad, la normalidad es la mayoría, algo así como la locura en "El Alienista", de Machado de Assis
Los más trangresores, concluimos todos, son los curas, los soldados o nosotros mismos (héteros, recolectores y sedentarios), por ejemplo, que estamos teniendo esta conversa mientras un gnomo de un año y medio convierte en un migajal tres o cuatro porciones de bizcocho, las unta en el parquet y en las paredes, las arrastra por encima de la mesa y las sillas, mientras lo perseguimos, limpiamos, sonamos los mocos y charlamos en armonioso concierto.
Éso es arte con las manos, la cabeza y los pies. No me vengan con performances...
10 comentarios:
"A todos nos gusta usar aritos y tejidos comprados en la feria". Mhmmm... Yo creo que no a todos. A mí, por ejemplo, los aritos no me van ni me vienen, pero los tejidos comprados en ferias los detesto. En realidad, las mismas ferias me caen bastante mal.
Me encantó este post!
Pc: un revolucionario.
Mariana, gracias.
La idea tiene rasgos chestertonianos (lo más milagroso es lo cotidiano). Y para hacer un milagro, agregamos la idea Mae, hoy hay que ser un trangresor, ya que está todo "transgredido".
(Y si se hacen milagros, se corre riesgo de llegar a ser un santo, que es a dónde debemos proponernos llegar).
(Por cierto, está para crear un personaje onda "capusoto" o algo así. Se llamaría "El poeta de Jersey", y aparecería con su remerita de jersey pero sería de Villa Ortúzar; o de Belgrano R, que es más english)).
Eres una artista.
Tambien me encanto el post y coincido con Juan..me imaginaba a Capusoto bajando de la escalera..
Felicitaciones. Cada día es más transgresor tener hijos y el arte es crecer con ellos.
Es cierto, muy chestertoniana la mirada. Pero con tu pluma, que es única. Coincido en todos los argumentos, aunque (y sé que me reclamarás por este lugar común) sí es verdad que muchas cosas no hubiesen visto la luz de no ser por esa actitud transgresora de la que hablás. Hoy está en la cornisa de lo obsoleto, pero hasta hace muy poco era el camino. Lo fue para muchos, pienso en Santa Teresa por ejemplo. Igualmente, los héroes ya son otros, ustedes, los curas, los soldados, los voluntarios. Besos a todos. (entre migas)
JAJJAJAJAJ A FULLL!!!! ( POR EL ULTIMO PARRAFO) BESOS
Gracias a todos, por sus comentarios. Melusin: sí, es cierto, no dudo de la necesidad de ser transgresores en un punto, o la importancia de esa innovación, pero en general, lo dicho.
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