viernes, 16 de julio de 2010

El río sin orillas, 2

Ayer, con la visita de mi cuñado a Montevideo, me di cuenta de una cosa: para llamar mucho la atención en un país laico y con poca población hay que ir con un bebé o con un cura al lado. La calle se da vuelta.

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Las dimensiones de la ROU son alarmantes. Cada día tengo más ejemplos. Uno, para el caso, estábamos viendo uno de los tantos partidos de la Celeste en el Mundial y las cámaras internacionales enfocaron un segundo a la tribuna:


-Mirá, ahí está Tito Ambrosini, mirá...con Pocho, el Negro...etc., dijeron varios que estaba con nostros.

Los locutores del canal local que retransmitían dijeron un rato después:

- Ahí vemos a Tito Ambrosini..un saludo desde Montevideo.

5 comentarios:

Juan Ignacio dijo...

Genial, es más pueblo, todos se conocen.

Buenísimo lo del bebé o el cura en la calle.

Así laicos como son, tuvieron un presidente que tenía valor y que otrora vetó nefasta ley (tags: Tabaré, aborto).

(Si esta es la entrada 2, podés enlazar en el título con la 1, para los desmemoriados).

mòmo dijo...

En cambio, si vas con un bebé y un cura al lado, nadie se sorprende, ¿o sí?

Mae Ortiz dijo...

Juan: lo de Tabaré fue casi una casualidad. Ahora que salió la nueva ley de matrimonio gay en Argentina, seguramente se proponga acá.
Mò: Nacho dijo lo misma, ja, y nos ha tocado la escena.

Cons dijo...

Muy buena la imagen del cura y el bebé: asombro general, me imagino. Sólo por diversión habría que repetirlo. Cuando vaya a verles.

Vivís en un pañuelico, ¿eh?

Rosario Guevara dijo...

siii es tal cual!! me llamo la atencion lo mismo de la tribuna churrúa.. eran 20 gatos!!