Lunes, siete de la tarde, local de ropa infantil, Av. Santa Fe y Paraná. Las dos adentro, esperando ser atendidas. La cajera saluda, atiende, envuelve, rápida, práctica y con una sonrisa. Huele todo a jabón con gusto a chicle de frutilla y melón, toda la ropita ordenada, las damas lindas comprando a la niñez.
El de seguridad se acerca a la cajera, le susurra al oído algo que todos escuchamos. Cada vez hay más gente en el local. Ella saca la llave, sale de la caja, va hacia la puerta y nos encierra a todos adentro del negocio. Se escuchan sirenas, una manifestación homenajeando a Evita taponea la avenida, petardos estallan. Ella sigue sonriendo, nos pregunta si estamos atendidas y después "no, no hay talle 3". Pasa el gentío, se acomoda, va hacia la puerta y la vuelve a abrir, sigue sonriendo. No pasa nada, si eso no es glamour...
4 comentarios:
Por supuesto que todo tiene que seguir como si no pasara nada.
Me sorprendería si la cajera sacara una pancarta e hiciera su propia manifestación dentro de la tienda. Jeje... Pero entonces ya no habría glamour.
Besos.
Finísimo.
(Que es algo más viejo que glam, pero a quien voy a engañar).
Lilica: yo al menos esperaba ver algún gesto de sorpresa, pero nada de nada.
Juan: paquetísimo!! (ancestral)
Hace algunos años, en Bucarest, la situación se hubiese calificado de "auténtica".
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