Esas correcciones ortográficas, el arcano universal que tratan de atrapar los alumnos en sus ensayos, la correlación temporal, y ese articulito para tal revista, y la publicación que ya me rebotaron dos veces, y todo ese año académico que necesita créditos, horarios y seminarios.
Estoy en un día en el que quiero sentarme en la galería y hacer colchas para mis dos hijos, y no exaltarme por conseguirlas a noventa pesos en Once.
Sólo eso: un día de luz en el que repensaré las cosas. Se me pasará como rayo y vendrá la epifanía.
1 comentario:
Espero que un abrazo desde Barcelona te ayude a poner cada cosa en su sitio.
Y ya sabes: ¡que descanses!
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