lunes, 20 de agosto de 2007

Accidentes domésticos


La foto que ven a la derecha es una del día de los hechos, en las urgencias del Hospital Virgen del Camino de Pamplona.
Ahi ven mi mano mocha y mi cara de resignación frente a los hechos.


"Señora, recuerde, los accidentes en casa son los atentados más peligrosos para la sociedad. Su prevención es posible y eficaz"
Ministerio de Sanidad y Consumo. Gobierno de España.

Esta semana vivimos dos en carne propia. Mientras tipeo, recuerdo el primero: el ataque de una lata de sardinas con abrefácil en mi mano izquierda. El sábado estaba haciendo una nueva receta de ensalada templada que incluía "de seis a ocho sardinas con aceite". Estuve un rato intentando abrir la lata pero se resistía muchísimo, hasta que la tapa se zafó y se llevó por delante la membrana de mi mano...si, esa que las ranas tienen entre cada dedo pero que nosotros tenemos sólo entre dos. Se la cargó a la pobrecita y corrimos a urgencias porque era tan profunda la herida que veíamos algo más que sangre. Mi mano quedó tipo "frente de Frankestein" con cuatro puntos hechos por una médica rusa (qué distinción sutil, che). Y aún resuenan en mis oídos las preguntas de las enfermeras cuando les respondía con qué me lo había hecho: "¿con un abrefácil???".

El segundo accidente sucedió antes en realidad, durante una tarde de ventolina. Voló nuestra Gertrudis por encima del balcón y la creíamos desaparecida para siempre. No había rastro de ella en la vereda de enfrente ni en la plaza. Bajamos Nacho y yo, después de la tormenta, y la encontramos felizmente aunque hecha polvo sobre un cantero vecino. La reconstrucción de nuestra albahaca no fue fácil: se trajo con su tierra original otra tierra medio inmunda, pero la aceptamos igual. Al parecer, no hay mucha codicia por los plantines ajenos en el vecindario.

Lo cierto es que la vida doméstica tiene estos avatares que hay que prevenir. Como las mordeduras de tiburones o los incendios forestales.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Bueno, me alegro que no pasó mayores (lo de tu dedo y lo de la maceta, que podría haberse acomodado en la cabeza de algún transeunte).

Conclusiones prácticas: llama ya a la envasadora de sardinas y quizás en compensación te lleven algunas latas nuevas. (Y si no aflojan deciles que avisarás en los diarios, etc.)

Saludos,

Juani.