viernes, 7 de diciembre de 2007

Tierra Eire

Algunas palabras me vienen a la cabeza cuando pienso en estos días en la isla verde:
Dublin city:una ciudad extensa pero sencilla, humilde, ladrillos a la vista, casas bajas, puertas de todos los colores, humedad, lluvia, llovizna, castillo emplazado, vestigios vikingos, autobuses dobles a amarillo y rojo, iglesias convertidas en shoppings, comedores, oficinas (raro, pero real).

Kilkenny, lo vimos pasado por agua, hermoso. Muy europeo. Calles luminosas, abiertas, muchas iglesias, mucho neogótico, mucha historia de una lejana nobleza, restos celtas. Ahí comprendimos la vigencia del anglicanismo, las fachadas embanderadas a amarillo y blanco de los "romans", para diferenciarse de los primeros...política y religión a simple vista.

Hicimos luego un tour con un personaje, un viejo irlandés, por Wicklow y Glendelough, unos parajes espectaculares, naturales, con ruinas. Nos enamoramos del cementerio del monasterio de San Kevin...las fotos lo dicen todo. El viejo se emocionó con nuestro origen argentino, nos contó que él visito varios puertos patrios como marino irlandés y nos dijo que eramos una "beautifull cuple"...entrañable este tipo, va a quedar en nuestro corazón.

Algo diferente que nos acompañó durante todo el viaje fue la onda del hostel donde paramos, en el que trabaja Ramiro. Fue para nosotros, realmente, como la casa de una gran familia a la cual nos integramos en seguida (al estilo Canale, para los que entiendan ;). Además, conocimos gracias al anfitrión pubs no turísticos, incluído The Celtic /léase, kéltic/ donde nos deleitamos con unas buenas guiness y una voz metálico-carrasposa y una guitarra acústica entonando baladas típicas. Una velada muy linda.

El viaje deja cosas dentro, aleteando, y las listas no son buenas. Fueron unos días muy llenos, con muchas charlas interesantes, vidas nuevas, gente distinta, y el descubrimiento de una tierra mítica que pasó a ser un lugar familiar.

Fotos? Las que quieran: click.

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