- ¿Casada, tú?
Y yo, sintiendo que mis facciones de quinceañera se remarcaban al tiempo que me sentía de un planeta deshabitado…
- Sí-i-i..
- Ya…es que no me lo creo, tía. Pero, ¿qué edad tienes? ¿hace cuánto que...?
- 27, hace un año.
- No me lo creo, maja, qué…pareces de 18.Vamos, que aquí nadie se casa hasta después de los 30, ¿sabes?, vamos que cuando mis padres, sí, pero ahora no, vivimos más la vida.
- Claro, sí (ya estaba sintiendo de nuevo ese estigma, esa señal que nos marca más allá del idioma: “soy sudaca”) - en mi país es bastante común que los que no se casan al menos hacen pareja, pero bueno, pronto (obvié decir que muchas de mis amigas llevan casi dos o tres años del sí, quiero, que la mitad de mi generación ya vive sola o en pareja, algunos desde los 22)
- Es que la hipoteca, el precio del alquiler, aquí es imposible
- … (inestabilidad económica argentina, crisis, trabajos en negro)
- Ya, pero ¿qué haces aquí, haciendo el doctorado, haciendo teatro?
- ¿Vivir la vida? (mi cara más incrédula, más incómoda)
- Qué fuerte me parece, tía…vale, agur, hasta logo.
- Chau, nos vemos.
Caminó seis pasos.
- ¡Maja! (gritó, en medio de la San Agustín, con voz rechinante)
- ¿Qué pasa, Maite?
- Que llevas allstars, tía.
Y Maite, que no supo aún que una puede estar casada, estudiar, hacer teatro y usar toppers con jeans y tapados, me miró con la boca abierta, con sus dientes vascos saludándome desde la penumbra de la calle.
- Sí, tía…- le dije- agur.
Y yo, sintiendo que mis facciones de quinceañera se remarcaban al tiempo que me sentía de un planeta deshabitado…
- Sí-i-i..
- Ya…es que no me lo creo, tía. Pero, ¿qué edad tienes? ¿hace cuánto que...?
- 27, hace un año.
- No me lo creo, maja, qué…pareces de 18.Vamos, que aquí nadie se casa hasta después de los 30, ¿sabes?, vamos que cuando mis padres, sí, pero ahora no, vivimos más la vida.
- Claro, sí (ya estaba sintiendo de nuevo ese estigma, esa señal que nos marca más allá del idioma: “soy sudaca”) - en mi país es bastante común que los que no se casan al menos hacen pareja, pero bueno, pronto (obvié decir que muchas de mis amigas llevan casi dos o tres años del sí, quiero, que la mitad de mi generación ya vive sola o en pareja, algunos desde los 22)
- Es que la hipoteca, el precio del alquiler, aquí es imposible
- … (inestabilidad económica argentina, crisis, trabajos en negro)
- Ya, pero ¿qué haces aquí, haciendo el doctorado, haciendo teatro?
- ¿Vivir la vida? (mi cara más incrédula, más incómoda)
- Qué fuerte me parece, tía…vale, agur, hasta logo.
- Chau, nos vemos.
Caminó seis pasos.
- ¡Maja! (gritó, en medio de la San Agustín, con voz rechinante)
- ¿Qué pasa, Maite?
- Que llevas allstars, tía.
Y Maite, que no supo aún que una puede estar casada, estudiar, hacer teatro y usar toppers con jeans y tapados, me miró con la boca abierta, con sus dientes vascos saludándome desde la penumbra de la calle.
- Sí, tía…- le dije- agur.
3 comentarios:
¡Di que sí! Yo mantengo desde hace años el propósito de casarme a los 19 (con un alguien estupendo, se entiende). Ya lo lograré.
Eh, ¿y lo de "pero que bien que hablas, ¿eh? Si pareces de aquí y todo. No digas a nadie de dónde eres, ¡que la gente no se da cuenta de nada cuando hablas!"?
Somos una gran familia de cucarachas repartidas por el mundo de los españoles. Es difícil, pero aún así, aspiramos a la supervivencia, con o sin acento o pareja estable. Eso sí, siempre con allstars. :D
Abrazo
jaja, siempre las "olestar"...o la versión criolla de las mismas, las topper.
Es un símbolo, ¿no, Brei?
Momo, sos mi ídola.
Cao, siempre de tu lado de la frontera.
Aviso que esta ha sido una reconstrucción ficcional de muchísimos comentarios similares que estuve escuchando, de un tiempo a esta parte.
Maite es sólo un prototipo de navarrica primermundista.
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