Escribir es una maldición que salva. Es una maldición porque obliga y arrastra como un vicio penoso del cual es imposible librarse. Y es una salvación porque salva el día que se vive y que nunca se entiende a menos que se escriba
Todo el misterio del mundo: la salvación y esa entrelínea maldita que se pesca con la palabra-carnada:
Cuando esa no-palabra, la entrelínea, muerde la carnada, algo se escribió.
2 comentarios:
¡Qué ilusión me ha hecho encontrar a Clarice Lispector aquí!
Un beso.
Sí, Liege, soy fan! Lástima que todavía no me animé a leerla en portugués.
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