Visitas varias. Es hermoso descubrir que siempre fui una anfitriona frustrada. Pecé diría que me cuesta hospedar y que me cambien los esquemas, pero resulta fácil cuando viene gente cercana, se disfruta de la charla y de Pamplona como ciudad turística: explicar los pintxos como cosa exótica, mirar las cosas nuevamente con ojos de extranjera.
Mirá qué lindo este lugar...
dijeron, deteniéndose frente a la vidriera de una charcutería. Y me hicieron recordar las luces azules, las reses colgadas, los delantales blancos enchastrados, la sangre roja-oscura o macilenta que cae desde sus orígenes sobre el suelo con tablas. Los vozarrones de los carniceros, las moscas, el peor olor del mundo. Y nuestro orígen literario, "El Matadero", como una imagen plástica y permanente de nuestra tierra (y Echeverría queriendo fundar el arte nacional -porque aquí no tenemos modelos, porque aquí es todo un desierto- con una escena grotesca y maravillosa).
Sí, parece la butique de la carne...
Mirá qué lindo este lugar...
dijeron, deteniéndose frente a la vidriera de una charcutería. Y me hicieron recordar las luces azules, las reses colgadas, los delantales blancos enchastrados, la sangre roja-oscura o macilenta que cae desde sus orígenes sobre el suelo con tablas. Los vozarrones de los carniceros, las moscas, el peor olor del mundo. Y nuestro orígen literario, "El Matadero", como una imagen plástica y permanente de nuestra tierra (y Echeverría queriendo fundar el arte nacional -porque aquí no tenemos modelos, porque aquí es todo un desierto- con una escena grotesca y maravillosa).
Sí, parece la butique de la carne...
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