Todos miran al Buda

El pequeño Buda cumple un mes y ya se fue de pintxos y txocolate con txurros. A pesar del frío, la nieve y la lluvia asquerosa de estos últimos días, no quisimos privarnos/lo de salidas de casa, sobre todo por recomendación de pediatra y enfermeras. Así que, bien abrigado y con su plástico protector, lo sacamos a pasear por el barrio y el centro. Como su madre, disfruta las salidas. Se queda tranqui, sin chistar, con el traqueteo de las ruedas y el aire que le entra por los respiraderos del plástico que Pecé denominó "cabaña Las Lilas", al cual aborrece con su alma.
Pero este domingo fuimos objeto de comentarios. Nos subimos a la villavesa con un berrinche a todo pulmón y nuestros corazones primerizos decidieron alzarlo. Ahí, una pareja de mayores me ficharon de arriba a abajo, miradas verticales; vicharon al bebé, al padre, a la abuela, ida y vuelta con sus ojos, comentarios entre ellos: horror, horror. Nos sentamos con él en brazos: qué pequeño, mira, tan chiquitico y ya lo sacan..., otra pareja de mujeronas indignadas (cuando andaba con la panzota, nadie miraba ni me dejaban el asiento, claro que no). Ahora, sí. Toda la ciudad opina que mi chiquito es muy pequeñajo, que yo no tengo pinta de extranjera y que la actitud nuestra no cuadra con las pieles blancas, con las boinas sobre las cabezas.

foto redonda del film Buda as sharm foru rikht