Porteñazo, sí. Camina con las manos en los bolsillos y los hombros para atrás. Y dice "soy muy porteño", tautologías que hacen reír.
Con él hablábamos de las ciudades y los días, y de ciertas cosas que sólo se pueden ver en algunos lugares. Le describimos paso a paso la bandeja barroquesca, símil plata, símil lujo, en un bar setentero de la ciudad vieja de Montevideo. Sólo pedimos un cafecito y un croissant. Para alquilar balcones.
1 comentario:
Me parece, mi estimada, que si sigue utilizando mis fotos sin copyright tendré que empezar a cobrarle los derechos, estipendios, y bienes gananciales. ¿no le parece justo?
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