La de Extrajería miró y volvió a mirar mis papeles. Llamó a la compañera, una flaca alta, y ésta le dijo que no, que no me vale. Las dos hablaban sin parar, extrañamente confusas.
-Te creo, pero no me basta esto. Además te falta...
Y me habló sobre otro papel que, un año antes, no me habían pedido. Yo seguía mirándolas con pasividad, pero el humor empezaba a salírseme por las orejas. No dije casi nada, pero comencé una batalla naval con la mirada de la empleada de turno. Asumo que tengo una pésima predisposición para estos trámites, pero que me digan que tengo que ir ya no tres, sino cuatro veces más, porque me olvidé un papelito de morondanga, y porque no les basta un acta matrimonial de mi país, me saca de las casillas. Lo mejor fue cuando la flaca alta graznó al aire ¿y el crío? Yo no entendí que preguntaba por F., pero la de la batalla naval me dijo, pregunta por el tuyo.
-Tiene nacionalidad española
-¿Española? la flaca alta levantó las cejas y me miró desconfiada.
-Sí.
Me levanté enmudecida, pero con ganas de ladrarle a alguien.
De ahí, me fui directo al banco. La empleada de turno, más comprensiva y sonriente, empezó a hacerme una de las famosas papeletas que me faltaban.
-¿Hace cuanto estás en Pamplona?, preguntó amable, a lo que yo le respondí cuatro entre dientes.
-Ah, pues entonces ya eres casi una pamplonica...
Y me salió sin mediar una respuesta espantosa:
- Sí... una pamplonica que renueva cada año su NIE en Extranjería.
Al darme cuenta de la bestialidad, le expliqué rapidísimo, y ella me comprendió inmensamente.
-Sí, me dijo, es que se ponen "bordes", ya me han dicho, está bien que sean exigentes, pero....sí, es que no son nada flexibles.
En un tris tras, ella había hecho el trámite y me había devuelto la sonrisa. Nos despedimos deseándonos un muy buen día; en dos segundos, Leyre y yo fuimos como íntimas.
-Te creo, pero no me basta esto. Además te falta...
Y me habló sobre otro papel que, un año antes, no me habían pedido. Yo seguía mirándolas con pasividad, pero el humor empezaba a salírseme por las orejas. No dije casi nada, pero comencé una batalla naval con la mirada de la empleada de turno. Asumo que tengo una pésima predisposición para estos trámites, pero que me digan que tengo que ir ya no tres, sino cuatro veces más, porque me olvidé un papelito de morondanga, y porque no les basta un acta matrimonial de mi país, me saca de las casillas. Lo mejor fue cuando la flaca alta graznó al aire ¿y el crío? Yo no entendí que preguntaba por F., pero la de la batalla naval me dijo, pregunta por el tuyo.
-Tiene nacionalidad española
-¿Española? la flaca alta levantó las cejas y me miró desconfiada.
-Sí.
Me levanté enmudecida, pero con ganas de ladrarle a alguien.
De ahí, me fui directo al banco. La empleada de turno, más comprensiva y sonriente, empezó a hacerme una de las famosas papeletas que me faltaban.
-¿Hace cuanto estás en Pamplona?, preguntó amable, a lo que yo le respondí cuatro entre dientes.
-Ah, pues entonces ya eres casi una pamplonica...
Y me salió sin mediar una respuesta espantosa:
- Sí... una pamplonica que renueva cada año su NIE en Extranjería.
Al darme cuenta de la bestialidad, le expliqué rapidísimo, y ella me comprendió inmensamente.
-Sí, me dijo, es que se ponen "bordes", ya me han dicho, está bien que sean exigentes, pero....sí, es que no son nada flexibles.
En un tris tras, ella había hecho el trámite y me había devuelto la sonrisa. Nos despedimos deseándonos un muy buen día; en dos segundos, Leyre y yo fuimos como íntimas.
3 comentarios:
Hablando de trámites el paquete pamplonés ya llegó a Buenos Aires he hizo las siguientes escalas: Ezeiza-Balvanera-Montserrat-Victoria-Caballito.
Resta última escala, a cargo de mis progenitores.
maravilloso!!!
gracias, Juani.
Ves? No están tan mal los trámites...
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