Tan pronto uno se encuentra del otro lado, dando clases y no escuchando, que tiene bien fresco lo que quiere y no quiere, y los bostezos y las chantadas, y los aburrimientos insoportables. Me pusieron tres horas seguidas los jueves de una materia que tiene cinco en la semana. Ese día es difícil remontar el barrilete, y no paro de inventar, hacerles trabajar tipo taller, usar pps, saltar la soga, jugar al elástico...Son tantos los intentos que hago, que creo que el efecto es un poco desbordante.
Hace poco una amiga me dijo: uno como alumno no está siempre sonriendo o con la boca abierta cuando escucha una buena clase, y tiene razón, aunque yo sigo esperando casi casi que la lágrima en el ojo de la emoción (no del sueño, que también pasa).
Pero hay que tener cuidado con la propia integridad física. Anoche faltaban quince minutos para terminar la clase y yo ya me había sentado. Que me siente en clase implica que empiezo a tener baja la guardia. Les hablaba del sistema de apariencias en Martín Rivas y de pronto empecé a escuchar mi voz como lejana, que repetía algo sobre Rafael San Luis y Martín Rivas, Rafael San...San...San..Empecé a desvariar un poco y me di cuenta que tenía que retroceder verbalmente, que mis apuntes se confundían, que la presión me bajaba de manera escalonada. Es otoño, hace un calor húmedo insólito, y yo iba de tímido invierno; abrí el ventanal que daba al patio, me senté, me abaniqué. Una docena de ojos me miraban atentamente, concentrados, entusiasmados, como si estuvieran escuchando la revelación de un oráculo....
El espectáculo se acabó abruptamente. Anuncié el siguiente tema y lo dejé para la clase del martes.
6 comentarios:
Dicen los maestros que saben que estas "revelaciones" se acentúan y multiplican con los años de profesión. Usté tranquila que dudo mucho que deje indiferentes a sus alumnos. Ahora estás mejor?
Besos muchos para todos.
A todos, la presión subió ni bien abandoné el aula. Todo es psicológico, ja.
Creo que perdí comentario.
Te decía que están muy buenos estos relatos "del otro lado".
Y que creo que la frase "aunque yo sigo esperando casi casi que la lágrima en el ojo de la emoción " es muy española; rastros que quedan.
Juan, qué pesao.
Vale, ya paro.
no, tío, que ya me detengo.
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