miércoles, 26 de enero de 2011

La majareta

Una vez nos perdimos en Burgos y mi amiga sacó una foto a un cartel que colgaba de la puerta de un negocio y decía: "cerrado por jubilación". Me aclaró que usaría la imagen para clausurar con una entrada gráfica su blog. Esto con lo que empiezo no adelanta nada: no cerré por jubilación durante enero, sino por vacaciones. Unas felices vacaciones de verano rodeados de ruidosas familias, piletas/caballos/asados/verde/mosquitos/ciudad desierta/calor, y 36 cajas de vino rellenas de libros y papeles que nos trajimos de Bs.As. En conclusión, ha sido un verano-vacación-mudanza. Algo que no le recomiendo a nadie, la verdad, pero que fue totalmente ineludible. Por primera vez en mi vida llegué a desear la quema de libros (no los propios, si no esos libracos en francés heredados por el tío-abuelo-aquél, -confieso, Pecé-) y no compré ni uno nuevo debido a la sobredosis visual que tuve.
En suma, acá estamos de vuelta en el peor día de calor del siglo, con los ruidos de los tambores en el epílogo de la semana porque el carnaval, amigos, empieza el jueves en esta tierra y no se va sino con los estertores de marzo. 
Mañana me hago la curva de la glucosa y, durante la espera de dos horas, mataré el tiempo con Zadie Smith (Dientes blancos). No entiendo cómo no me doy por vencida. Le ofrezco infinitas oportunidades a esta jamaiqui-británica y no me convence y sigo leyéndola. Le soy fiel extrañamente, como a Laura Gutman cuyo libro sobre la maternidad y las sombras me zampé durante la crisis de pérdida del chupete de F. Me enojé con ella, muchas veces la tiré indignada sobre la reposera, la volví a agarrar en los viajes en tren, totalmente adicta con furia sin remedio. 
Algo de bienverdadbelleza encuentro en esos libros porque si no, está claro que ya perdí un tornillo del todo.

4 comentarios:

Juan Ignacio dijo...

¡Por fin, tanto tiempo!

Veo algo que me llama mucho la atención. Tengo imperiosa necesidad de saber quien es ese "tío-abuelo-aquél" de que herdaste "libracos en francés".
(Resulta que tengo un gusto especial por el francés y aún no sé de donde me vino el raye. Pero esto puede ser una pista).

mòmo dijo...

No era Burgos. Y no andábamos perdidas, sino que callejeábamos con nuestros cachorros a cuestas. Y es una lástima lo de tu empacho, porque ahora, ¿qué hago con el regalo que te compré?

Pecé dijo...

Sí, lo del tornillo me consta. Y lo de los libros es injusto: ¡bien que la colección del Rojas y los originales de Alejandro Dumas te interesaron! Además, alguno podrá pensar lo mismo de tus "Ana de las tejas verdes". ¡Chán!

mòmo dijo...

Ana de las tejas verdes es un clásico. Y no puede ir al trastero. Ni pensarlo. Algún día tendréis una niña que lo leerá.