Hoy me di cuenta que adoro vivir en una ciudad con playa. Lo supe cuando bajé a la arena del mediodía con F. a buscar el agua dulce de este mar. Miré a mi alrededor y vi a toda la tercera edad de Pocitos en traje de baño y sombreros de Tienda Inglesa. Y las sombrillas, y las esterillas y dije:
me voy a comprar todo el equipo, quiero sentarme en la reposera en la orilla con los pies en el agua, mirando por debajo de la visera. La arena es casi el único juego que lo tiene a F. entretenido por horas, seguí,
y no hay mejor charla que la que se tiene mirando el mar. Y no puede combinarse de mejor manera la vida cotidiana y la naturaleza...
Me quedé pasmada descubriendo mi lado oculto playero cuando pensé que me conocía hace kilómetros, de hito en hito, de palmo a palmo. Aunque hay otras cosas que me indicaran lo contrario, por ejemplo, que salí a las doce, con un sol de justicia, la piel muy blanca y sin pantalla solar.
Así que empiezo como nueva esta temporada de playa urbana: un lado oculto al descubierto y una reconversión a pielroja.
3 comentarios:
¿No lo tienen contaminado?
Quizás playa de río sea lo ideal, sin agua de mar no hay milanesa, o se pega menos...
este post tiene una belleza visualincreible..
juan ignacio.. si no conoces el lado del río, del otro lado del charco.. es IMPECABLE , no saben la envidia que me dio ver lo limpio y bello que está en uruguay... besos Mae! siempre lindo leerte! rochi
No lo sabía.
Una razón más para las mil que ya tengo para un día darme una buena pasada por Montevideo.
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